PEPE RIVAS
ENRIQUETILLA
LA CHIQUITA PICONERA
MORAGA EN LA PLAYA ÁNGEL LUIS BIENVENIDA
PEPE RIVAS
ENRIQUETILLA
LA CHIQUITA PICONERA
MORAGA EN LA PLAYA
ÁNGEL LUIS BIENVENIDA
(Homenaje
a título póstumo)
Puente Genil Información. 17 febrero 2.007
“Guardo un magnífico recuerdo de mis dos visitas a
Puente Genil”
COSAS DE FAMILIA: “Mi padre fue un maestro que nos
enseñó los secretos de la tauromaquia”
HISTORIA TAURINA: “Toreando de novillero fui el
precursor del pase mirando al tendido”
AGRADECIMIENTOS. “Me gustaría enviar un abrazo y
mandar un saludo al pueblo de Puente Genil”
FAMILIA TAURINA: “Se pueden contar con los dedos de la
mano las veces en las que hemos toreado juntos todos los hermanos”
RESPUESTA: “Aquellos festivales taurinos en los que
participamos tuvieron una magnífica acogida entre el público”
ANÉCDOTAS: “Mi banderillero Villalba estaba tan a
gusto que montados en la barca sobre el Genil, se tiró de cabeza al río”
RECUERDOS: “Nos obsequiaron con una cartera de piel
con el escudo de Puente Genil en oro, que conservo con mucho cariño”
REPERCUSIÓN: “El éxito que tuvimos en Puente Genil fue
de tal calibre que al poco tiempo tuvimos que regresar al pueblo”
El pasado 19 de enero tuve el honor de ser recibido en María de Molina 60 de Madrid domicilio del matador
de toros recientemente fallecido Ángel Luis Bienvenida. Nunca pensé hacer
ninguna entrevista a título póstumo, pero lamentablemente así ha ocurrido, ya
que el día 3 de febrero nos dejaba a la edad de 82 años. Hacía mucho tiempo que
tenia concertada con él una visita o entrevista para recordar tiempos vividos y
relacionados con las dos veces que actuaron los hermanos Bienvenida en la plaza
de toros de Puente Genil.
Ángel Luis Bienvenida y Ángel Delgado |
La relación de Bienvenida con Puente Genil data de la década de los 40,
cuando el torero, acompañado de sus hermanos, toreó en dos festivales benéficos
que se celebraron en nuestra localidad, concretamente el 1 de noviembre de
1.947, y el 27 de febrero de 1949. Precisamente en esta visita, los hermanos
Bienvenida pasaron varios días de descanso en el municipio, donde conocieron de
primera mano nuestras costumbres y tradiciones, con visitas a los cuarteles de
“La
Judea ”, “Los
Apóstoles” y el Imperio Romano. Con el
pesar que supone para mi, voy a tratar con la mayor rigurosidad y respeto lo
que tan solo hace unos días pude hablar con el torero. Me esperaba a las cinco
de la tarde. Hora taurina lorquiana. Con toda la amabilidad del mundo abrió la
puerta María del Carmen, su esposa, que dirigiéndose a su marido le dijo: “Angel
Luis, ha venido tu tocayo con su señora a verte”. Él se encontraba sentado en
un sillón leyendo la prensa, y contestó. “Por favor, pasad, pasad, estáis en
vuestra casa”. Después de los consiguientes saludos pasamos a hablar; mi señora
con ella, y yo con él.
-Maestro, muchas gracias por recibirme, ¿Qué
tal se encuentra?
Gracias a Dios, voy tirando, son ya tantos los años que tengo encima
que no sé donde echarlos… (sonríe)
-Si le parece bien, me gustaría empezar por la
historia de lo que más tarde culminó en ser la dinastía más grande en el mundo
del toreo.
La dinastía comenzó con mi abuelo
Manuel Mejías Luján allá por 1867. Siguió con sus hijos; José, y, continuó con el
“El Papa Negro”.
-¿Cómo era el Papa Negro?
Hombre, ¿que le voy a decir de mi padre? Fue un hombre hecho y derecho
en todos los sentidos. Generoso en la plaza como en la calle, lo dio todo. Con
dinero o sin él se desvivía por hacer el bien a los demás, no podía ver
calamidades a nadie. Y como torero fue un maestro, nos enseñó todos los
secretos que hay que saber -y no olvidar- delante de la cara de un toro.
-¿Qué recuerdos le trae la cabeza del toro
“Ventanero” que tiene colgada en la pared y el “vestío” grana y oro?
Es una historia muy bonita. El
día que mi hermano Antonio se retiró definitivamente del toreo, hizo el paseíllo
con un capote que perteneció a Joselito “El Gallo” y que conservaba como oro en
paño. Bueno, pues, sin esperarlo se dirigió donde yo estaba para brindarme su
segundo toro, diciéndome: “Angel Luis, quiero brindarte el último toro de mi
vida para que sepas que ya no te voy a
hacer sufrir más”, me quedé sin palabras y nos abrazamos fuertemente. Por la
noche se presentó en casa y me dijo:
“Quiero que tengas mi último vestío de torear y he mandado cortar la cabeza del
toro para que la cuelgues en tu casa”.
-Los taurinos auténticos saben que fue usted
el que inventó el pase mirando al tendido, ¿qué me puede decir al respecto?
Pues sí, aquello me sucedió de novillero en Barcelona. Resulta que me
encontraba toreando tan a gusto y
relajado, y sin saber porqué empecé a mirar al público. Estoy convencido que quería
compartir, de alguna manera, con el público la felicidad que en esos momentos
sentía. Después a los pocos días lo hizo Manolete y, parece ser que, la mayoría
de la gente, se lo atribuyó a él, pero en realidad fui yo y por las circunstancias
que le he dicho.
-Maestro, ¿se acuerda de las dos veces que
torearon los Bienvenidas en mi pueblo?
Naturalmente. Me acuerdo por varias razones: primera, se puede contar
con los dedos de una mano las veces que hemos toreado todos los hermanos juntos.
Y otra razón es que en las dos ocasiones que estuvimos –al margen de lo
taurino- lo pasamos fenómeno. Fuimos atendidos y agasajados al máximo.
Estuvimos dos o tres días invitados en casa del cuñado de Félix Almagro, Manolo
Moreno.
-¿Quién fue el “culpable” de que los hermanos
Bienvenida toreasen, y, por dos veces en Puente Genil?
Pues, mire usted, resulta que Félix
tenía negocios de automóviles con mi hermano Antonio, existiendo una entrañable
amistad con todos nosotros. Era un hermano, un Bienvenida más. Tanto es así,
que su cuñado Manolo era íntimo amigo del empresario de la plaza y entre unos y
otros acordaron montar un festival en Puente Genil con Pepe, Juanito y yo. Tal
éxito resultó que al poco tiempo tuvimos que repetir y en esta ocasión nos acompañó mi
hermano Antonio. Como era un domingo próximo a Semana Santa fuimos invitados en
vuestros cuarteles. La verdad no me acuerdo de sus nombres, pero no se me
olvida el de los Romanos. Visitamos la finca de Manolo, “Patamulo”. Cruzamos el
río en una barca de madera que pilotaba un hombre tirando de una maroma… estábamos
tan a gusto que Villalba, mi
banderillero, se quito la chaqueta y se tiró de cabeza al río. Aquello
fue una de las anécdotas que no se olvidan a pesar de los años que han pasado. Por
la noche nos invitó el ayuntamiento con una copa de vino y nos obsequiaron con una
cartera de piel con el escudo de Puente Genil en oro, y que conservo con mucho
cariño.
-Siendo un niño tuve la suerte de ver al Papa
Negro torear en un tentadero que se celebró en la ganadería de D. Bernardino
Jiménez en Linares, pues iba de “polizón” con mi padre y mi hermano Paquito,
que por entonces quería ser torero y la casa Bienvenida le ayudó bastante, ¿qué
le dijo Don Manuel cuando llegó al burladero donde estaba usted?
Aquello fue una cosa que no se la esperaba nadie. Salió una vaca grande
y de pronto vemos salir a mi padre con el capote y le pegó cuatro verónicas con
su media fenomenales, como en sus tiempos, y al llegar a mí me dijo: “Hijo, has
visto los últimos capotazos que ha dado tu padre, no me encuentro seguro, las
piernas ya no me responden”. Me alegra saber que hubo dos testigos
presenciales; su hermano Paquito y usted.
-Ángel Luis, no quiero molestarle más, si quiere decirle algo a Puente
Genil…
Por supuesto que sí. Envío un fuerte abrazo y doy las gracias a todo el
pueblo, porque allí pasé unos días inolvidables, y a usted, mi querido tocayo, agradecerle
la atención que ha tenido de acordarse de mí y venir a visitarme.
Muchas gracias maestro. Y con un abrazo me despedí.
Paquito Delgado con los Bienvenida Plaza de Toros de Puente Genil |
Esto ha sido lo más importante transcurrido en mi visita el 19 del
pasado enero. Su muerte ha sido un
mazazo en el mundo taurino. Ángel Luis, patriarca del toreo, admirado y
respetado por todos los que le conocieron, deja para siempre su figura señera
de honrado caballero dentro y fuera de las plazas, con él se cierra el 8º tomo de la dinastía más grande
del toreo fundada por: 8 matadores de toros 8.
Descansa en paz, Maestro.
______Ángel
Delgado_______
Más en,
Hace tiempo,
Toros en Puente Genil
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PEPE RIVAS GONZALEZ.
Semanal
27 noviembre 04.
UNA VIEJA GLORIA DEL TUFBOL PONTANÉS.
Pepe Rivas llegó a jugar en
primera división con el Málaga bajo las órdenes de Helenio Herrera.
La historia del deporte de
Puente Genil estaría incompleta si no se pasa por la trayectoria de José Rivas
González, uno de los deportistas más completos de mediados del S. XX en Puente
Genil, fue jugador y entrenador de fútbol en importantes equipos.
Hoy tengo el honor y el placer de
traer al “PUENTE GENIL Semanal” a un
pontanés de pura cepa, deportista nato, hombre amable, atleta, simpático,
elegante y pulcro, resumiendo: “güena
gente”. Se trata de Pepe Rivas, quien tiene muchas cosas que contar de su vida
deportiva.
-Pepe, gracias por acudir a mi llamada. Deseo
te sientas: -porque estás en tu casa-cómodo, bien, tranquilo y relajado,
circunstancias necesarias para conversar
con plena libertad y armonía de lo que
nos apetezca y queramos.
Ángel, el agradecido soy yo por
haberte acordado de mí y decirte que, con mucho gusto, estoy a tu disposición.
-Pepe, cuéntame algo de tu infancia.
Hombre, empezaré por decirte que
yo ocupo el tercer lugar de siete hermanos, en la actualidad quedamos solo
cinco. En cuanto a colegios el primero fue los Franciscanos, después pasé con
Don Cristóbal Ortega Reina, y por último con Don José Fernández Cabrera.
-¿Qué recuerdos conservas de aquella época?
¡Han pasado tantos años!, que la
mayoría de los compañeros ya no están con nosotros: Gonzalo Reina, creo que
Antonio Moyano, y muchos más. Sería por el 1930 o 31, figúrate lo que ha
llovido desde entonces.
-¿Fuiste buen estudiante?
Aunque peque de inmodesto creo
que sí. Precisamente Don José Fernández le dijo a mi padre, cuando yo tenía
doce o trece años, “su hijo promete para los estudios”, pero yo no quería
estudiar, prefería jugar a la pelota. Entonces como mi padre era agente
comercial, corredor de aceites, cereales, fincas..., un día me dijo: “si no
quieres estudiar..., a trabajar conmigo”, y me fui con él un año, después tuve
la desgracia de la muerte de mi padre con solo 45 años, en el 1940, muy joven,
así es la vida. Al cumplir quince años
entré de botones en “Industrias El
Carmen”.
-¿Cuándo y cómo empezó en ti la afición al
fútbol?, porque en tu familia me has dicho que no tienes antecedentes
“peloteros”.
Desde que tenía uso de razón, recuerdo que era un crío y
con los amigos jugábamos en el paseo de abajo cinco o seis partidos diarios.
Los municipales nos traían “fritos”, no
nos dejaban jugar, nos perseguían, pero claro, como corríamos más que ellos
nunca nos pillaban, nos tirábamos por las tapias de la Alianza, hacíamos
verdaderas barbaridades como críos que éramos. Como yo era de los más
conocidos, casi todos los días tenía una multa en mi casa de dos o tres
pesetas, unas veces las pagaba mi padre y otras las perdonaban.
-En
aquella época ¿teníais el balón que se le llamaba de “reglamento”?
¡Que va!, el balón de reglamento tan solo lo
conocíamos por los periódicos. Entre nosotros siempre había algún jugador que
lo “fabricaba” de maravilla. Con un saco
viejo formaba una bola bien apretada y otro “especialista”, provisto de cuerdas
hacía una red para envolver la bola de saco, resultando así un balón
extraordinario que cuando mucho botaba veinte o treinta centímetros. Lo cierto
y verdad es que éramos muy felices y lo pasábamos en grande. Luego vino el
balón de cuero que, cuando se mojaba pesaba una enormidad, y cuando despejabas
de cabeza, no veas lo que te entraba si
coincidía con el correillo del “tapa-bocas”, veías todas las estrellas del
firmamento con “pajaritos” incluidos. En aquella época había muchos jugadores
que se protegían la frente poniéndose un pañuelo en forma de corona en la cabeza
-Pepe,
hemos hablado del balón, ¿Háblame del calzado?
Al principio lo que había eran botas alpargatas.
Las primeras botas que me puse de material fueron unas mías que subían por
encima del tobillo, un zapatero me las recortó por debajo, y le puso unos
“espáis” que hacían las veces de “tacos”. Esas fueron mis primeras botas de
cuero que las estrené en el campo donde más tarde se construyó el Instituto
Laboral, hoy Manuel Reina. Como el campo no disponía de vestuarios, nos
vestíamos en el bar “Verde Limón” de Pablo Montero, teniendo que atravesar la Matallana, y la gente nos
animaban, y también en la Fonda-Pensión que tenía Antonio Delgado Perailes
frente al Colegio de la Compañía de María, en este sitio pasábamos al campo
directamente por una puerta que abrieron por el patio interior.
-¿Cómo se organizaban los partidos en aquella
época?
Los partidos eran siempre amistosos entre los
pueblos limítrofes: Lucena, Cabra, Fuente Piedra, Montalbán..., recuerdo que el
Montalbán tenía un delantero centro
“mu-grande” y “mu-bruto”. Ya ves si sería bruto que decían que tiraba
los penalti de cabeza, los defensas le temíamos como a una vara verde, pero
como yo era muy rápido volaba en los cruces, nunca tuve problemas con este
delantero que creo se llamaba o se llama Ricardo.
-Los desplazamientos ¿cómo lo hacíais?
En camiones totalmente descubiertos sin capota ni
nada, si llovía ya te puedes imaginar, nos poníamos “chorreando”..., fuimos una
vez a Martos en esas condiciones. Igual que ahora, buenos autocares, buenos hoteles, y ganando
muchos euros. Antes, con un bocata para la ida, y unas cervezas con sus tapitas
para a la vuelta, y tan felices. Hoy el fútbol ha cambiado como de la noche al
día; antes estábamos trabajando hasta un rato antes del partido. Recuerdo una
vez que llegó la hora de empezar un partido en el campo de la Matallana, y se
retrasó por lo menos un cuarto de hora porque Manolo Gálvez “Gazpachito” no
había llegado, la gente desesperada y cuando apareció, venía irreconocible de
la tizne que traía encima, ya sabes que era ferroviario, y no se paró ni a lavarse la cara, Manolo era un jugador
imprescindible para el equipo, no se
cansaba de correr, era y sigue siendo un tío “fenómeno”. Te podría contar
anécdotas y no terminar en tres días, eran otros tiempos y la verdad es que lo
pasábamos de maravilla.
-¿En qué puesto te gustaba jugar y por tanto
rendías más?
Yo me encontraba más a gusto jugando de defensa
central, de “líbero”. En aquel tiempo se jugaba con dos defensas laterales que
trataban de sujetar a los extremos. La media la componían tres jugadores; que se encargaban del delantero centro y los
dos interiores contrarios. Pero donde creo que he rendido más, por mi rapidez y
velocidad, ha sido como defensa central.
-¿Fuiste
entrenador titulado?
Antes, la figura del entrenador no existía en los
equipos donde jugábamos, cada uno
entrenaba por su cuenta como sabía y podía. Luego vino el cargo de: “jugador-entrenador”,
responsabilidad que asumí en equipos
donde jugaba.
Cuando dejé el fútbol hice los cursos de entrenador
y saqué el titulo en Sevilla, con la intención de ir a Madrid a los cursos
nacionales. Entrené al Puente Genil, y al Mérida que lo puse a dos puntos del
Almendralejo que ascendió aquella temporada..
-Pepe,
creo que tu pueblo, también mío, a pesar del tiempo transcurrido tiene una duda
y tú, mejor que nadie, puedes aclararla;
¿Quién ascendió al Puente Genil a Tercera División?
Cuando volví al pueblo después de militar en el
Atlético Malagueño etc. me hice cargo como jugador-entrenador del Puente Genil
que militaba en Segunda Regional, en esa temporada lo ascendí a Primera
Regional y al año siguiente a Tercera División. Luego vino Casimiro Benavente y
lo puso en Segunda División. Lo que quiero que quede claro es que quien
ascendió al Puente Genil a Tercera División fui yo. “A Dios lo que es de Dios y
al Cesar lo que es del Cesar”.
-Cómo
fue tu relación con los entrenadores, árbitros, ¿tuviste problemas?
Yo nunca tuve ningún problema con nadie, acataba de
buen grado las órdenes de los entrenadores y jamás discutí con los árbitros ni
fui expulsado de ningún campo. Algo veían en mí que casi siempre salía a jugar con la
responsabilidad de capitán.
-Pepe,
si no es indiscreción dime; ¿cuánto cobraste como profesional en el Atlético
Malagueño? ¿Te acuerdas?
Fiché por dos años y me dieron, si la memoria no me
falla, creo que fueron cincuenta mil pesetas las dos temporadas, y de sueldo
tres mil mensuales, y al finalizar el contrato fiché tres temporadas en Primera
con el Málaga por noventa mil.
-Tengo
noticias que a Puente Genil vinieron a jugar dos equipos de Primera División:
el Málaga y el Sevilla. ¿Qué me puedes contar sobre estos eventos?
Cuando yo jugaba en el Málaga tenía de entrenador a
Helenio Herrera y un día le sugerí traer el equipo completo a mi pueblo a jugar
un partido amistoso a beneficio y tal..., y efectivamente accedió a mi petición
y se jugó. Después, creo que fue la temporada siguiente entrenando al Sevilla,
lo visité y le pedí otra vez lo mismo; la respuesta no se hizo esperar; trajo
al equipo titular. En ambas ocasiones vinieron por los gastos. Aunque peque
otra vez de inmodesto, tengo en mi haber
el honor y satisfacción de haber traído en dos ocasiones a Puente Genil a dos
equipos de Primera: Málaga y Sevilla, y un entrenador de una categoría
extraordinaria, y como ser humano, yo que estuve a sus órdenes te puedo decir
que, Helenio Herrera fue todo un señor.
-Bueno Pepe,
los partidos tienen noventa minutos de juego, sin darme cuenta hemos consumido
hasta la prórroga. Antes de oír el silbato final solo me queda agradecerte la
deferencia que has tenido para conmigo y desearte de corazón lo mejor del
mundo.
Foto: La Rosaleda
(Málaga) temporada 55-56. 1 de Julio
1956. Ese día venció a La Balompédica Linense por 1-0. Resultado suficiente
para el ascenso a segunda división.
Recuadro: Pepe Rivas.
De pie: Torollo, Bernardi,
Manolín, Rufo, RIVAS, Navarro, y Tapia.
Agachados: Guillén,
Fonseca, Leal, Chimeneas y Curro.
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1 de Junio de 2013
ENRIQUETILLA ENRIQUETA ARCOS PÉREZ
Puente Genil semanal 19 febrero 2005.
_____________Ángel Delgado____________
LA MUJER QUE DIO
NOMBRE A UN PASODOBLE ROMANO.
Uno de los pasodobles más interpretados por el grupo de música del Imperio Romano es el llamado “Enriquetilla”, a pesar de haber llovido ya mucho desde que lo compusiera Dón José Arcos, sigue siendo un referente de la música en la Semana Santa de Puente Genil. El pasodoble estaba dedicado a la hija del compositor, Enriqueta Arcos, cuando aún era una niña.
Hoy sábado, “TRANSFIGURACIÓN”, tendrá lugar la tercera
subida de “romanos” al Calvario. Como ya es tradición, hoy vienen a “La Puente”
paisanos residentes en los Madriles con
muchas décadas de ausencia sobre sus hombros. Hombres y mujeres que aún
habiendo echado raíces en la capital del reino, no pueden aguantar más la
llamada de la tierra que les vio nacer y aquí se encuentran un año más;
mamando, respirando, saboreando con “uvita” o sin “uvita”, pero disfrutando al
máximo, minuto a minuto, de nuestras costumbres y tradiciones cada uno con los
suyos que, un día ya lejano, dejaron; Bienvenidos todos.
De la Semana Santa de mi pueblo
se ha dicho muchas cosas; “buenísimas..., buenas..., menos buenas... etc”, creo
que todos estamos de acuerdo en que la Semana Santa de Puente Genil es única,
singular, fervorosa “su géneris”, y participativa con todo el que nos
visita. Y en cuánto a la música ¡qué voy yo a objetar...! pues que es única
también. Creo que tenemos la única Semana Santa donde se funden perfectamente
las marchas procesionales clásicas religiosas con los acordes alegres de
pasodoble, originando una simbiosis imposible de describir y que los pontanos
sabemos y sentimos muy dentro de nuestro corazón. Piezas musicales que
acompañan a los pasos de penitencia en su recorrido hay muchos y muy buenos,
pero, pienso, que uno entre los más conocidos es, el que escribió hace ya
muchos años Don José Arcos y tituló “Enriquetilla” en honor a su única hija, quien con sumo agrado a accedido a
contarnos, mejor que nadie, recuerdos y vivencias de su padre.
-Enriqueta, te agradezco de verdad la
deferencia que tienes para conmigo y poder escucharte en vivo y en directo lo
que quieras.
Ángel, la agradecida soy yo por
haberte acordado de mí. Tu sabes que soy reacia a estas cosas, pero siendo para
Puente Genil y hablar de mi padre, como comprenderás es una doble satisfacción
para mí. Mi padre amaba su profesión; Perito Agrícola, y además tenía una
vocación que le apasionaba: la música. Si en los tiempos de mi padre estudiar
una carrera era difícil, imagínate lo que sería estudiar música. Tenía tanta
afición que sacaba tiempo de donde lo hubiera, y así consiguió suficientes
conocimientos para componer tantas y tantas obras.
-Enriqueta, por favor, cuéntame algo de la
hija de Pepe Arcos e Isabel Pérez, ¿vale?.
Ángel, me pones en un aprieto. No
me gusta hablar de mí, y tampoco creo que mi vida tenga el mayor interés para nadie, yo soy una
mujer normal y sencilla. De chica estuve en el colegio de la Compañía de María
allí estudie piano con la Madre Freyre. La Madre Freyre en cuanto a música se
refiere, es una institución en Puente Genil, por ella han pasado alumnos que
hoy día son verdaderos artistas y que llevan el nombre de nuestro pueblo por
esos mundos de Dios, por ejemplo: los hermanos Cuenca.
-¿Cómo fue la historia del piano que te
compró tu padre?
Cuando empecé a estudiar piano
con la madre Freyre, solo podía tocar en el colegio, en mi casa no tenía, tanto
insistía a mi padre para que me comprase uno que vinimos a Córdoba; mi madre mi
padre y yo a comprarlo. Después al cabo de los años yo me casé, vinieron los
hijos etc. y por causas del destino el famoso y deseado piano fue a parar al
Colegio de la Compañía de María y me supongo que allí estará, ¿dónde mejor
sitio?.
-Enriqueta, ¿cuantos hijos has tenido?
En Puente Genil nacieron los
cinco primeros, el resto hasta diez en Córdoba. He criado nueve porque uno
murió pequeñito, y en la actualidad me quedan ocho muy guapos. En uno de los
partos en Puente Genil debido a una fuerte hemorragia estuve a la muerte.
Llegué a ver el famoso túnel y la luz al fondo del que todo el mundo habla,
menos mal que no lo pasé. Mi marido salió corriendo en busca de un Ginecólogo
que había en la calle Aguilar que se llamaba Don Epifanio y que Dios lo puso en
mi camino para salvarme. Lo mismo me ocurrió en otro parto aquí en Córdoba,
pero como ya sabíamos lo que me había pasado antes en Puente Genil, Gervasio,
mi marido, se fue en busca de Don Enrique Solano que fueron compañeros en los
Cursillos de Cristiandad y gracias a Dios y a Enrique la cosa no llegó a
mayores, la verdad es que he estado dos
veces más “payá que pacá”, Dios quiso que criase a mis hijos.
-Enriqueta, de las
muchas anécdotas que tienes de tu padre ¿porqué no me cuentas aquella de los
amigos inseparables? ¿Cómo fue el pacto que hicieron?
Eran
tres amigos inseparables: Don Paco Estepa, Don Francisco Chacón boticario que
le llamaban los amigos Frasquito y Paco Cielos. Yo al verlos siempre juntos
decía; ahí van Dartañan y los Tres Mosqueteros:
“uno para todos y todos para uno”. Los domingos se reunían, hablaban de
sus cosas, aficiones etc. se desplazaban por la ribera alta que por lo visto
había personas mayores que cantaban canciones antiguas y mi padre las pasaba a
papel recopilando así tradiciones de boca-boca, total que lo pasaban de
maravilla. Y en cuanto al pacto fue un día, que estaba yo presente, entre Don
Paco Estepa y mi padre pactaron lo siguiente: “Quedamos nosotros dos, el que se “largue” primero, si allí se está
bien ¿porqué no viene por el otro? ¡Trato hecho!” Respondieron ambos. Aquello, entre risas y bromas quedó así, pero no había pasado más de
un mes cuando una madrugada, después de haber estado juntos aquella tarde, el
sereno que le decían “maquinarias”, llamó en la puerta de mi casa diciendo:
“Don José, por favor levántese que su amigo Don Paco se ha puesto malo”, cuando
llegó mi padre ya había fallecido. A partir de entonces mi padre se quedó muy
triste, muy triste, y no pasaron treinta días cuando mi padre murió. Yo no sé
explicarme lo sucedido, ni sé como se come eso, pero la verdad es que así
ocurrió.
-Enriqueta, la producción musical de tu padre, ¿dónde
está? ¿Quién la conserva? O ¿se ha
perdido?
Mi
padre tenía verdaderos cajones llenos de partituras, nunca se preocupó de registrar ninguna, ¡como no vivía de ellas!, cuando me
vine a Córdoba di gran parte de su obra al colegio de las Felipensas, supongo
que estarán en buen sitio. Tenía dos violines, un chelo y una guitarra. Le
gustaba tocar en las misas solemnes de La Purificación, en los Frailes, siempre
dispuesto a colaborar altruistamente donde era requerido. Era un gran hombre,
yo lo quería con locura.
-¿Por qué tu padre
tituló “Enriquetilla” al pasodoble?
Hombre,
yo como hija única ya te puedes figurar lo que me querían, por supuesto yo
también tenía locura por ellos. Mi padre siempre me llamaba Enriquetilla y a mí
me daba mucho coraje que me llamara así porque me creía más “chiquitilla” de la
cuenta y yo era... adolescente. Disfrutaba
haciéndome de rabiar hasta que le decía llorando; “como me digas Enriquetilla
ya no te hablo más”, y claro aquello, como comprenderás, no duraba ni cinco
minutos. Parece que fue ayer cuando se estrenó el pasodoble, correteaba con mis
amigas, loca de contenta, por todo el Teatro Circo. Cuando pasa el tiempo te
das cuenta de lo bonita que era la infancia, la adolescencia, la juventud... y
ahora que tienes todo el tiempo del mundo recuerdas a tus seres queridos con un
cariño especial. Así es la vida, así está dispuesta, y ¡gracias a Dios!.
Paisana,
me decías al principio que tu vida es normal y sencilla, que no interesaría a
nadie. Te equivocas Enriqueta, fuiste una hija en quien tus padres volcaron
todo su amor y cariño. Te dieron
materialmente todo lo que a su alcance tuvieron, pero el capital más
importante que recibiste ellos fue el que “mamaste” en casa e imprime carácter:
La exquisita educación que atesoras.
Que el
“Terrible” te bendiga, Enriquetilla.
A la izquierda Enriqueta Arcos Pérez "Enriquetilla" |
ENRIQUETA ARCOS PÉREZ
"Enriquetilla"
“Puente
Genil Información” 25 febrero 2012
Días
pasados la Corporación “ La Resurrección de Lázaro” acordó
desplazarse a Córdoba para visitar a Enriqueta Arcos Pérez, mujer
que dio nombre al pasodoble romano más conocido e interpretado en la
Semana Santa de Puente Genil que compuso Don José Arcos allá por
los años treinta del siglo pasado dedicado a su única hija
“Enriquetilla”. Sin previo aviso nos presentamos en el hogar
donde reside portando un hermoso ramo de flores. Es imposible
describir la expresión de alegría y sentimiento que irradiaba su
rostro, compartimos con ella un par de horas–que supieron a
gloria-de dulce charla recordando a personas y cosas del pueblo, que
a pesar de llevar tantísimos años fuera de él, es de admirar su
memoria, lucidez y cariño hacia la tierra que la vio nacer. Prueba
de ello fue al nombrarle el primer verso de “Las fiestas de mi
pueblo” de su tío y gran Apóstol, Manuel Pérez Carrascosa,
siguió recitándolo como el mejor Rapsoda. En nombre de Los Lázaros
le reiteramos una vez más el agradecimiento por permitirnos poner en
el cuartel un cuadro con su foto dedicada, junto a la partitura que
lleva su nombre. Muchas gracias Enriqueta. Que Dios te bendiga.
LA CHIQUITA PICONERA
1 de Junio de 2013
__________Ángel Delgado___________
El pasado domingo 4 de mayo, tuvo lugar la clausura de la
exposición, como homenaje
a la obra del gran
pintor cordobés Julio Romero de Torres, titulada: SÍMBOLO, MATERIA Y OBSESIÓN.
Las instituciones organizadoras que han hecho posible este evento, se han
volcado y entregado de manera única y extraordinaria, consiguiendo reunir
obras, bien pertenecientes a colecciones particulares y desperdigadas por
distintos puntos de nuestra geografía, e incluso llegadas de la Argentina , donde el pintor gozaba
de buen “caché”. Ha sido una exposición extraordinaria, original y única, que
se recordará y pasará a la historia de Córdoba. Se ha podido contemplar en
cinco puntos céntricos de la ciudad: selectas salas especializadas, plazas como
la de Capuchinos y El Potro, enclavadas en el casco histórico. Puntos abiertos
al público durante todo el día, sin interrupción, desde su apertura hasta el
cierre, incluso sábados y domingos y, para más “INRI”, totalmente gratis.
Señoras y señores, por parte de
la organización todo ha sido “facilidades” para visitarla, “no hay quien
de más”. No me atrevería a decir
que estas circunstancias no se dan en ningún sitio, porque me podría
“pillar”los dedos... pero pienso que ha sido la oportunidad única y
extraordinaria que hemos tenido para contemplar, una y más veces (como ha sido
mi caso), la obra del pintor más cantado
y emblemático de Córdoba. Me quito el sombrero para felicitar con un auténtico “Chapó”a
los organismos oficiales e instituciones
privadas, y a todos los que han participado con su esfuerzo a la “puesta
en escena” de tan extraordinario acontecimiento en nuestra capital.
Sobre Julio Romero de Torres se
han vertido verdaderos ríos de tinta por plumas cuantificadas y cualificadas
del mundo literario, por supuesto no me encuentro entre ellas (ya quisiera). Lo
único que hago es, leer, intentar aprender, y empaparme de todo el documento
que llega a mis manos relacionado con la vida y obra del famoso pintor
cordobés. Confieso no entender ni una “papa” de pintura, y por éste motivo me
vas a permitir, querido lector/a y amigo/a, comente lo que me pasó un día,
hace mucho tiempo, visitando una
exposición de: pintura, escultura, cerámica y otros diversos materiales que
emplea en sus obras el artista cordobés Salvador Morera, amigo y vecino mío al
que, mirando uno de sus cuadros le pregunté: Salvador, por favor, ¿ me
puedes explicar lo que quieres decir en éste cuadro?, porque por mucho que lo miro no entiendo nada.
Y ésta fue su respuesta: “yo
no sé lo que quiero decir en mis cuadros, eso es una cosa que no podría
explicarte. Esta misma pregunta me la hacen muchas personas, y a todos les
respondo lo mismo: ... si te gusta, ¡ya está!, con eso es suficiente para el
artista, por los menos para mi, ¿comprendes?.
Desde entonces decidí no
comerme el “coco” para indagar en:
estilos, escuelas, etc..., si me gusta lo que veo, me paro, y si no me gusta,
paso de largo..., así de “clarito” me lo dejó mi amigo Salvador Morera.
Bueno, sin darme cuenta, me estoy
desviando del tema que hoy me ocupa, y es el siguiente: Si les presento a una
mujer que se llama Maria Teresa López, posiblemente su nombre diga bien poco,
pero si digo que ésta señora es la joven modelo que aparece en el cuadro
más famoso, más emblemático, más popular y que sin lugar a dudas ha servido, en
gran medida, para inmortalizar la obra de
Julio Romero de Torres, seguro estoy que todos ustedes sabrán a quien me
estoy refiriendo, se trata nada más y
nada menos que de la: “LA
CHIQUITA PICONERA ”.
La chiquita piconera |
Junto con mi familia me une una
gran amistad con Maria Teresa. Amistad
que se remonta a la década de los setenta, cuando ella habitaba en la Residencia para mayores enclavada
en el Parque Figueroa de Córdoba. Era la más famosa y popular, no le faltaba
nunca quien fuese a visitarla, “envidiada” por todos y todas sus colegas del Hogar-Residencia. Mujer
sencilla, amable, guapa, (sigue estando guapa),
de conversación agradable, aunque a veces “puñeterilla”, pero bueno, en
el fondo es un encanto de mujer.
Hoy se encuentra, con sus bien
llevados 90 años, en la
Residencia Hogar de San Sebastián en Palma del Río. Allí nos
dirigimos mi esposa y yo para visitarla una vez más y recordar parte de su historia, seguramente
sea Maria Teresa la única “reliquia” viviente del gran pintor Julio Romero de
Torres.
Maria Teresa, cuéntame algo
de tu vida si no te importa, ¿vale?
Qué quieres que te cuente si tu
ya lo sabes, pero que si quieres te lo cuento otra vez;
Pues mira, mis padres marcharon a
la Argentina que
entonces era donde se emigraba por razones de trabajo, y allí nací yo en el año
1913. Cuando yo tenia unos seis o siete años volvimos a España en barco como se
hacia entonces.
Nos fuimos a vivir al “laito” de la Plaza del Potro, y una criada, (que
ahora le dicen servicio doméstico), que trabajaba en la casa de Julio Romero de
Torres, me veía jugando con las niñas de mi edad por la plaza, y le dijo a Julio: Señorito,
he visto a una chiquita jugando que me ha llamado la atención de lo bonita que
es. Y Julio pidió permiso a mis padres para que me dejaran posar. Tendría
yo apenas ocho o nueve años.
Maria Teresa, ¿recuerdas
cómo fueron los primeros retratos?
Claro que me acuerdo, al
principio eran caritas en cuadritos chiquitos: Angeles. La niña de la jarra
(1928). Bendición 1926 porque hay otra Bendición del 1915 que esa no era yo, y muchísimos que son imposibles que me
acuerde después de tanto tiempo.
¿Cómo fue lo de salir en
los billetes de cien pesetas en el año 1953?
Yo me enteré un día que pasaba
por las Tendillas y me encontré con Rafalito el hijo de Julio y me dijo: ¿sabes
que vas a salir con papá en los billetes?. Y así fue, ese cuadro lo tituló
el pintor; “Fuensanta”, y los pendientes que tengo puestos todavía los
conservo.
Fuensanta |
También salí mucho en las
colecciones de sellos de correos que dedicaron a Julio Romero. Y ese que hay
por las carreteras y por todos sitios anunciando unas bodegas de C.C. ese ha
dado la vuelta por lo menos por toda España, y por cierto nunca me dieron ni
una puñetera peseta, ¡las cosas de la
vida!.
Maria Teresa, tú que
conociste al pintor de cerca, ¿cómo era su carácter?
Era un hombre muy correcto, muy
formal, que delante del caballete se abstraía tanto pintando que no se daba
cuenta que se hacía de noche, era como si se le parara el reloj. Tan solo en
una ocasión se enfadó conmigo porque decía que no ponía bien el busto,
precisamente fue cuando pintaba el cuadro de los billetes. Ese día estuvo muy
nervioso, sí, sí, muy agitado...
Maria Teresa, ¿cómo son los
recuerdos que tienes, y cómo te ha tratado la vida? La mayoría son desagradables, desde que
sacaron las coplas de aquellos tiempos que eran muy bonitas, pero la gente le
cambiaba la letra por otras más ofensivas y la verdad es que lo que hacían era
mucho daño. Pero bueno, son cosas que no se pueden evitar y ya pasaron, ahora
que cada uno piense lo que quiera. ¡Ah! tengo que decirte una cosa que tengo a
gala: nunca posé desnuda, lo más que enseñé fue un hombro, la mayoría de las
modelos que tenia el pintor posaban como sus madres las trajeron al mundo, ahí
están los cuadros... pero te repito que yo no lo hice nunca.
Sé que te están
escribiendo una biografía los mismos
periodistas que se la han escrito a la Duquesa de Alba,
¿qué me puedes decir?
Como tu sabes, siempre me han estado haciendo entrevistas
para los periódicos, la Tele
etc. y yo nunca me he negado. El otro día vino una pareja de Madrid, me
hicieron fotos y estuvimos hablando y recogiendo datos para el libro, me dijeron
que lo tenían muy adelantado y que saldría pronto a la calle, cuando salga te
regalaré uno.
Maria Teresa, el famoso cuadro “La Chiquita Piconera ”
fue de las últimas obras de Julio Romero de Torres en el año 1930 antes de su
muerte, pero tengo entendido que tu fuiste la última modelo que pintó. ¿cómo
fue aquello?
Es verdad, “La chiquita Piconera” fue de los últimos, sin
embargo recuerdo que cuando estaba posando para la “Monjita” ya se encontraba
muy enfermo, cuando se cansaba se tenía que sentar en un
sillón que tenía en el estudio para descansar. Pero la enfermedad pudo con él y
no pudo terminar el cuadro de la “Monjita”, así es que yo fui la última modelo
que vieron sus ojos.
María Teresa, tu serás siempre para la historia: “La Chiquita Piconera ”,
y pido a Dios te conserve muchos años más para que sigas dando testimonio
viviente, contribuyendo, como modelo que fuiste, a la fama universal alcanzada
por el gran pintor cordobés Julio Romero de Torres.
La clave: MUSA DE JULIO ROMERO DE TORRES, Maria Teresa
López fue la principal modelo de los cuadros del pintor cordobés, la clave de
ello fue su singular belleza, representativa de la mujer andaluza, morena, ojos
negros y grandes, rostro ovalado y escultural cuerpo de diosa griega, pero
también algo muy especial, una mirada que impregna sencillez, pasión y fuerza.
Junto con el Rey y el Príncipe de Asturias, María Teresa
es la única persona viva cuyo rostro ha estado impreso en los billetes de curso
legal en España.
El pintor cordobés la conoció desde niña, llamándole la
atención su belleza, por eso le pidió permiso a sus padres para que pudiera
posar para él.
Las fechas: 1913 Año en que nace María Teresa López en
Argentina, al emigrar allí sus padres.
1919 Vuelve a Córdoba con sus padres.
1926 Julio Romero de Torres la inmortaliza por primera vez
en su cuadro “Bendición”, el segundo con este título.
1953 Su imagen aparece estampada en los billetes de cien
pesetas en el anverso.
El
pintor la respetaba
lo
mismo que algo sagrao
y
su pasión le ocultaba
porque
era un hombre casao.
Ella
lo camelaba con alma y vía
hechisá
por la magia de su paleta
y
al igual que una llama se consumía
en
aquella locura negra y secreta.
ESTRIBILLO
Y cuando la noche Córdoba dormía...
y era como un llanto la fuente del
Potro,
una voz decía:
¡Ay, chiquita piconera,
mi piconera chiquita!
Esta carita de cera
a mí el sentío me quita.
Te voy pintando, pintando
ar laito der brasero
y a la vez me voy quemando
de lo mucho que te quiero.
¡várgame San Rafael,
tener el agua tan cerca
y no poderla bebé!
Ella
rompió aquel cariño
y
le dio un cambio a su vía,
y
el pintor iguá que un niño
lloró
al mirarla perdía.
Y
cambió hasta la línea de su pintura,
y
por calles y plazas lo vio la gente
deshojando
la rosa de su amargura
como
si en este mundo fuera un ausente.
ESTRIBILLO
Y cuando la
noche Córdoba dormía...
y
era como un llanto la fuente del Potro,
y
el pintor gemía:
¡Ay,
chiquita piconera,
mi
piconera chiquita!
Toa
mi vía yo la diera
por
contemplar tu carita.
Mira
tú si yo te quiero
que
sigo y sigo esperando
ar
laíto der brasero
para
seguirte pintando.
¡Várgame
la
Soleá ,
haber querío orvidarte
y
no poderte orviá!
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MORAGA EN LA PLAYA
MORAGA PONTANA EN LAS PLAYAS DE GUADALMAR (MÁLAGA)
Organizada por la Asociación Amigos de Puente Genil en Málaga “El Incienso”
el sábado 28 de Julio de 2012
el sábado 28 de Julio de 2012
JESUS ASENSI. Málaga
De nuevo los pontanos afincados en la Costa del Sol acogen, se adaptan y recrean una de las celebraciones más típicas y populares de estas tierras. La moraga, en efecto, es el acto de asar las riquísimas sardinas malagueñas, en la playa, con fuego de troncos de olivo, mediante una técnica especial por la cual las sardinas se ensartan en cañas a las que se denominan espetos o espetones. Pero también, la moraga es la convivencia, el acto social de reunirse en la playa, para allí degustar las sabrosas sardinas al tiempo que se convive con los demás, se charla amigablemente, se intercambian afectos y sentimientos, se canta, se disfruta al máximo de la noche malagueña y de la fresca brisa marítima. En Málaga “ir de moraga”, “organizar una moraga” o “apuntarse a una moraga” forma parte de las actividades populares y festivas más reconocidas.
La Junta Directiva de “El Incienso” la organizó, a conciencia, en la última reunión de las que tienen lugar los primeros viernes de cada mes en el Mesón “La Puente” propiedad de un paisano, Javier, hijo de los socios Ángel Jiménez y Carmen Sánchez. Allí, además de un lugar fijo de reunión, se pueden adquirir productos típicos del pueblo como vino, aceite, membrillo, patatas fritas y otros. En dicho Mesón, situado en la C/ Gustavo Pittaluga,9, detrás de El Palacio de Justicia, se preparó la moraga y se distribuyeron responsabilidades. Desde solicitar los permisos correspondientes para poder acampar en la playa de la urbanización Guadalmar, en el sitio llamado Arraijanal, comprar dos cajas de sardinas y los otros productos (pinchitos, chorizo, morcilla y panceta), disponer la plancha de asar y demás utensilios, etc. etc.
Todo se desarrolló según lo planificado. El cocinero amateur fue esta vez Manolo Albalá, que con un mandil floreado trabajó incansablemente y sudó para ir sacando platos y más platos de sardinas que los miembros de la Junta Directiva iban distribuyendo por las mesas y grupos de socios pontanos, familiares y amigos que se suman a esta celebración. Las sardinas han sido siempre un pescado de pobres por su abundancia y su escaso precio. Ahora la gastronomía turística las ha revalorizado y en los chiringuitos se venden los espetos de seis sardinas a cuatro euros. En el mercado siguen siendo un pescado accesible y barato pero, ahora, la gente no quiere cocinar y prefiere comerlas en el merendero porque, además, el auténtico espeto asado a fuego natural no se puede hacer en casa. Tampoco, en las moragas, pues el Ayuntamiento no permite encender fuegos descontrolados en las dos playas malagueñas donde es posible hacer una moraga multitudinaria como era la nuestra a la que asistieron más de cien personas.
Es raro el turista o visitante que no las prueba y el que no conoce como enfrentarse a ellas suele coger el cuchillo y el tenedor. Una conocida anécdota nos ilustra sobre ello. En la visita del rey Alfonso XII a Málaga, en 1884, con motivo de un reciente terremoto lo llevaron a almorzar al merendero de “Migué er de la sardina” a las playas de El Palo. Cuando el monarca atacó el espeto de sardinas con el cubierto correspondiente, Migué se le acercó respetuosamente y le dijo: “¡Maestá, con los deos¡”. Y es que es así como hay que degustarlas con gozo y sin remilgos, disfrutando con el sabor incomparable que tienen en esta fecha, que es la mejor, por el grado justo de grasa. Por eso se dice que las mejores sardinas son “las de Virgen a Virgen”.
Es justo felicitar al Presidente de “El Incienso” Manuel Bedmar Ibarra y a su junta directiva compuesta por Manuel Almeda Delgado, Luis Felipe Cejas Cabello, José Molina Gómez, Jesús Pérez González y Ángel Jiménez Saavedra, por sus inquietudes y por llevar a buen puerto las actividades que se realizan, como esta magnífica moraga. Y si se quiere seguir la marcha de la Asociación, con múltiples informaciones pontanas, pueden seguir la interesante página web y el blog que realiza con rigor y constancia, Juan Francisco Galán.