Recopilación de los Pregones de Semana Santa en BIBLIOTECA

domingo, 9 de noviembre de 2014

MI RECUERDO EMOCIONADO HACIA 
CARLOS DELGADO

Jesús Asensi Díaz

Desde que lo conocí, hace años, lo traté como un hombre educado, amable, culto, amante de su pueblo, de su historia, de sus tradiciones y de sus costumbres. Lógicamente, la Semana Santa sería el fruto de sus inquietudes que resolvió no sólo por su pertenencia al cuartel “La Espina” (Los Libertadores de Israel) sino por su labor constante de índole testimonial e intelectual. Pregonó la Semana Santa de su querido pueblo y fue nombrado Manantero Ejemplar, pero su obra escrita diseminada en libros y revistas es esencial en su trayectoria. Seguramente, el aspecto que mejor trató fue el musical ya que además de historiar este campo, fue miembro activo de la Schola Cantorum Santa Cecilia para la que compuso varias piezas, así como su Loas Marianas, y la colaboración en la zarzuela “La Romería de San Marcos”.
Le conocí más y mejor cuando se hizo cargo de “El Pontón”, en 2002, en el que yo venía vertiendo las crónicas de la Manantera, animándome a que escribiera asuntos educativos del pasado para rescatar la historia de Puente Genil en este campo. Y así, gracias a su interés y motivación, surgieron las series “Memoria de la Escuela”, “Un Cuaderno de Rotación” y “Recuerdos del Colegio Pemán”. Igualmente él me sugería y solicitaba mi colaboración anual en la Revista de Semana Santa de la que era el coordinador, corrector y máximo valedor de esta emblemática publicación.
Carlos me escribía y siempre me contestaba a cualquier sugerencia mía. Lo veía cuando iba por Puente Genil y charlaba amigablemente con él. Sé que llevaba muchos años luchando con el temible cáncer que se apoderó de su cuerpo y que al final lo venció sin que su espíritu decayera en ningún momento. Se cuidaba mucho para poder estar presente en los mejores momentos. Uno de ellos es el que paso a relatar.
La Asociación de Amigos de Puente Genil en Málaga, “El Incienso”, me propuso para realizar, en el año 2011, el Pregón de la Semana Santa Pontana. Yo escribí un texto titulado “El sentimiento poético manantero en Juan Rejano y Ricardo Molina” en el que el protagonismo de estos dos grandes poetas pontanenses era indudable. A mí me sobrepasaban y, también, mi maltrecha garganta no estaba a la altura de los sublimes poemas que había que recitar. Organicé ser yo el narrador y que encarnaran a los egregios personajes dos buenos amigos, poetas y mananteros. Los elegí a conciencia, Ernesto Cáceres sería Juan Rejano y Carlos Delgado representaría a Ricardo Molina. Carlos se emocionó, agradeció mi propuesta y la aceptó. Pero enseguida, reflexionó y me expuso su problema. Tenía recaídas de vez en cuando y no sabía si una de ellas podía coincidir con el evento. Lo animé cuanto pude. Carlos, pletórico, estuvo en Málaga, el día señalado, en el bello salón de actos de la Cofradía de La Esperanza. Interpretó y recitó a un Ricardo Molina, entusiasta, que se dirigía epistolarmente a su paisano Juan Rejano con su verso claro y puro. Carlos disfrutó mucho ese día pues este tipo de actos eran los que a él le gustaban. Me abrazó y me agradeció estar presente ante un público expectante y agradecido que aplaudió a rabiar. Mi recuerdo de ese día lo he tenido siempre presente cuando tenía noticias de él, a veces, no muy esperanzadoras.
Cuando leí su despedida en El Pontón, este verano, tuve un mal presentimiento. La bondad del relevo, dar paso a la juventud, la retirada a tiempo eran simples motivos que él esbozaba con su intención de seguir colaborando activamente. Le escribí manifestándole mi pesar porque dejara la dirección de El Pontón y agradeciéndole su atención hacia mí y a que me mencionara en su editorial último. No recibí su contestación, él que estaba presto a responder siempre. Al poco tiempo, en Madrid, la celeridad del ordenador me da la triste noticia que recibo como un mazazo en mi interior. Carlos Delgado nos ha dejado, se ha marchado silenciosamente en busca de ámbitos celestiales desde donde seguir soñando con músicas divinas, cánticos elevados, poemas enternecedores, desfiles bíblicos y reuniones fraternas de hermanos. A su desconsolada madre Mari Sol Álvarez de Sotomayor, a sus hermanas, tíos, primos, cuñados, hermanos de Corporación, mananteros y pueblo de Puente Genil, les hago llegar mi doloroso pésame con el sentir de que se nos ha ido un hombre bueno, generoso, afable, culto, intachable, docto y cordial. Hasta siempre, Carlos, te tendremos en nuestro recuerdo.



Carlos Delgado (derecha), interpretando el papel de Ricardo Molina en el Pregón de Jesús Asensi (centro) acompañado de Ernesto Cáceres (izquierda)

Panorámica del salón de actos

Carlos Delgado sonriente y agradecido al terminar el acto